dentro del aniversario de un sello discográfico del que apenas he comprado nunca casi ningún disco y al que no he seguido mucho, acuarela, se programaba el pasado domingo 25 de mayo el concierto de uno de los grupos que más me ha gustado en los últimos tiempos: the clientele.
había poco público y la sala presentaba su configuración habitual de sillas y mesas, cervezas y panchitos. me hice con un buen sitio aun habiendo llegado cinco minutos antes de que el concierto empezara (y es que ir a verles, a pesar de mis ganas, fue una decisión de muy última hora: mis razones tenía para esto, creedme).
the clientele empezaron como trío pero hoy, con la incorporación de una chica a los teclados, violín y ocasionales coros y percusiones, son un cuarteto. son sosos, muy sosos. no hablan casi con el público y sus canciones no son festivas ni incitan a bailar la conga así que, salir como salí de la sala después del concierto, entusiasmado, les hace absolutos responsables de un inmenso mérito.
mi acercamiento a the clientele ha sido raro y muy reciente. empecé por sus primero y segundo discos, en este orden, hace unos meses y por recomendación de dos amigos. el primero es una recopilación de singles y EPs. el segundo ya es un disco de estudio pensado completo. el tercero no lo tengo. y al cuarto entré por un EP editado con uno de sus hits más claros: "bookshop casanova". este cuarto disco lo conseguí a la salida de su concierto y hoy, casi dos semanas después de la actuación he de decir que es, de todos los discos de the clientele que tengo, el que más me gusta. suena mucho mejor, tiene canciones menos oscuras y a veces unos arreglos preciosistas de cuerdas del ya clásico louis phillipe que me encantan.
the clientele en directo solo tocaron 45 minutos. una pena. pero era un concierto de tres grupos y no había tiempo para más. por cierto, que a la primera banda de la noche me la perdí. empezaron con reflections after jane, de su primer disco. preciosa. y comparar el sonido en directo con el sonido casi maquetero de sus primeras grabaciones me hizo muy rápidamente comprender que iba a disfrutar de un concierto soberbio. bajo y batería comedidos, piano o violín en segundo plano y protagonismo casi total para un guitarrista excepcional de curiosa técnica, que toca con los dedos y que saca con su telecaste y su vox ac30 uno de los sonidos de guitarra con vibrato y tremolo más bonitas que jamás haya escuchado. de voz susurrante, los coros de la chica apoyan prodigiosamente en los estribillos. pop de muchos quilates, delicadez extrema. un concierto redondo. absolutamente redondo. un par de días después tocaron en el café de la palma pero no pude ir a verlos. una pena porque debieron hacer algo más acústico y quizás cambiaran el repertorio.
matt elliot se presentó en el escenario él solo. un tipo grandón con una espantosa camiseta y vaqueros y que repitió una tras otra la misma técnica del loop que ya vimos en gente como andrew bird (o incluso en un artista callejero en londres...). con guitarra española y voz, comenzó con una canción que recordaba al mejor leonard cohen. claro, que con habilidad fue superponiendo pistas una tras otra y terminó creando una piez de casi 10 minutos que, sinceramente, se me hizo un poco infumable. utilizó el mismo tipo de loops en todas las canciones que hizo. tocaba, grababa, reproducía, mientras tocaba lo siguiente y lo volvía a grabar y a reproducir y así casi hasta el infinito. se agachaba sobre sus innumerables pedales para generar ruído, desfases... debe ser dviertido hacerlo, pero no tanto verlo. se me hizo un poco largo. aparte de que la interacción con e público fue un tanto penosa, tratandonos con algo de desdén... no me convenció. y eso, ya digo, que desnudando las canciones de tanta aparatosidad, alguna que otra era realmente bonita.
sábado, 31 de mayo de 2008
the clientele y matt elliot en el neu club, madrid
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