sábado, 10 de mayo de 2008

the fleshtones en la sala la boite, madrid

no es lo mismo escribir horas después de un concierto que hacerlo días después. pero no he encontrado el momento de ponerme a teclear para dejar constancia del paso de los fleshtones por madrid.

asignatura pendiente desde hace más de quince años, la primera vez que oí hablar de ellos. ya por entonces los fleshtones debían llevar otros tantos años de dilatada carrera dedicada en exclusiva a lo que han estado haciendo desde finales de los setenta: una música de garage emparentanda con el rock and roll, el soul y con un toque irresistiblemente pop envuelta en una puesta en escena absolutamente gamberra, desenfadada y ultradivertida. ahora que les veo me tiro de los pelos por no haber acudido sin duda a todas y cada una de las actuaciones que han hecho en madrid los últimos treinta años. a partir de ahora procuraré no perdérmelos.

me cuentan que siempre han hecho lo mismo. que a veces son más poperos, otras más souleros, otras más salvajes. esta vez, creo, tocan gran parte de su último disco y los números garajeros sixties son los que predominan. multitud de canciones construídas a partir de ese riff de guitarra que infinitas canciones ha proporcionado (what i like about you), esencia blues brothers y una banda que casi ha sido la misma desde el principio (algo a tener muy en cuenta).

lo primero que sorprende es que toquen en la sala la boite. no tengo nada en contra de este sitio, todo lo contrario: este último año he estado aquí un montón de veces y a pesar de ser pequeña y a priori no demasiado preparada para los conciertos de rock el sonido es casi siempre mucho más que decente y la cercanía a los músicos es todo un punto a su favor. mi sorpresa lo es porque estoy seguro de que en la sala el sol hubiese entrado mucho más gente, incluso en, ¿por qué no?, la sala la riviera. hubiera sido una fiesta mucho más multitudinaria. estoy seguro de ello. aunque se me tilde de optimista por eso de que los fleshtones ni hoy ni nunca han sido ni un grupo de culto ni un grupo de masas. creo que más de uno se quedó sin verles... espero que vuelvan.

una de las cosas que más gracia me hicieron fue que el cantante, peter zaremba, y el guitarrista keith strength estaban esperando al bajar las escaleras para saludar personalmente a todos y cada uno de los asistentes al concierto. nos daban la mano, nos daban las gracias por la visita y nos decían algo así como pónganse cómodos y prepárense para disfrutar de una buena. parecían predicadores a la puerta de la iglesia dando la bienvenida a los feligreses un domingo cualquiera en un pueblo cualquiera de un estado cualquiera de esos estados que se llaman unidos de américa.

tras una espera en la que veíamos a los músicos paserse entre la gente y el escenario tratando de calentar el ambiente, aperecieron en escena peter zaremba y keith strenght, dando a entender que aquello empezaba. se presentaron como los fleshtones originales y dieron paso de una manera muy teatral al batería, que debe llevar con ellos casi desde el principio y al bajista, incorporación, por lo que dijeron, algo más tardía pero absolutamente fundamental desde hace más de tres lustros. ya estaban todos preparados. peter zaremba al micro y un órgano ladeado... por lo que me han contado, poco a poco peter ha ido dejando el protagonismo que antaño tuviera el órgano para centrarse en la voz y esas maravillosamente tocadas armónicas. no obstante, de vez en cuando agarraría el órgano y lo machacaría como debe ser tocado un órgano en un grupo de garaje: con una sola mano en las teclas, la otra señalando al cielo (o al infierno). keith strenght llevaba un jak inalámbrico que le hacía posible el ir y venir de un lado a otro del pequeño escenario. estaba claro que se le iba a hacer mucho más pequeño y por eso empezó subiéndose en los bafles, las plataformas y al poco decidió tocar desde todos los rincones de la sala, mezclado por el público. de vez en cuando llevaba la voz cantante. vaya tipo. vaya gorra. vaya caras que ponía. y que bien tocaba. el bajista no les iba a la zaga y mención especial para un impresionante batería. vaya pegada y vaya manera de controlar lo que aparentemente debe ser casi imposible de controlar. genial. musicalmente son una apisonadora. y encima es que cantan muy bien. peter es un showman. se contorsiona. se mete entre las cabezas de las primeras filas. grita, gime, susurra. maravilloso. no paré de menear pies, piernas, manos, brazos y cabeza en la poco más de una hora que duró todo. pero es que además tuvieron tiempo para desafiar a flexiones a aquel que se atrevió y pude ver con mis propios ojos como peter se hacía diez flexiones a sus cincuenta y tantos mientras seguía el ritmo de la canción y cantaba cuando le tocaba. keith no paraba de pegar imposibles saltos: supongo que habrá siempre tenido huesos de goma porque de verdad que impactaba ver tal agilidad en una persona de su edad. gesticula como pocas veces he visto. muy muy muy divertidos. y musicalmente, sus canciones son dignas herederas de todo el garaje sesentero, de las canciones de grupos de chicas, de incluso el surf vocal más primario. no hay tiempo para blues o delicadezas más sentidas. no. aquí todo es velocidad y sensación de fuerza. acabaron el concierto tocando entre el público, llegando a la entrada de la sala tras sortear a la marea humana que no paraba de bailar y saliendo a la calle con la caja, el bajo, la guitarra y un micro que desafortunadamente dejó de funcionar en un momento del camino hacia la calle del carmen. se encendieron las luces. la fiesta había acabado. increíble. no había visto nada tan curioso nunca. me dejaron una cara de radiante felicidad. y en el resto de los asistentes yo juraría que pasó lo mismo. mención especial a mi amiga lucía, una de, ahora, las jennys de arroyoculebro, que ni corta ni perezosa accedió a enfundarse la guitarra de keith en un momento dado y estuvo, estoicamente, tocándola (y me consta que no sabe tocarla) mientras keith, peter y demás hacían flexiones entre el público o nos desafiaban a echarles un pulso. bravo por lo fleshtones. nunca más volveré a perdérmelos. me preguntó qué bien hubiera estado verles en el escenario del cultura pop de san blas en lugar del fiasco de tv personalities.

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