javier de torres presentaba su ya cuarto disco grande. en la madrileña sala galileo galilei, apoyado por sus incondicionales seguidores. magnífica, por cierto, la elección del recinto, porque cuando al menos el 50% del interés de un músico reside en sus ingeniosas letras hay que cuidar que el público sea capaz de entenderlas por encima del sonido de la banda. una banda, que, sobre el escenario, en el punto álgido, alcanza las 11 personas.
la banda base está formada por un batería que parece llevar dentro un reloj atómico, que no se mete en líos (porque las canciones tampoco lo requieren) pero que decora con matices su ejemplar y regular pegada. al bajo, pepe loser, el mismo que ya presentó con javier su anterior disco, dando tumbos. con su perenne hofner de violín, de cuerdas sorprendentemente brillantes, y al que hoy saca un sonido precioso, redondo, nítido, con muchísimo cuerpo. a las guitarras, carlos (mamá, josé maría granados, patacho...) con su telecaster rítmica conectado a un clásico vox ac30 de sonido vibrante, añejo, precioso: disfruta de lo lindo inventando acompañamientos sobre la marcha... y a la solista, quique cáster, guitarrista de no sé cuantos cientos de grupos, comedido cuando debe y de solos chillones cuando la canción lo requiere. arreglos clásicos roqueros en casi todos los temas y acompañamiento discreto cuando la cosa se pone más íntima. la banda base acaba en jesús redondo, de los secretos, piano y hammond, delicado en las canciones más recogidas y envolvente disfrutando con el órgano en las más vigorosas. al frente, javier, manos en los bolsillos, elegante, con una voz de las que hace que las letras se entiendan (aunque a veces no se comprendan, es muy delgado el límite entre la prosa y la lírica, como dijo aquel), como un duendecillo que desgrana sus canciones poco a poco, como sin pretensiones, pero con la mala leche del que seguro piensa: ahí va eso, a ver cómo te lo tomas. hay profusión de temas del nuevo disco. la mayoría muy breves. demasiado a veces. cuando parece que va a romper el estribillo y llega de nuevo la estrofa... acaba. y a por otra. así es su desconcertante última grabacón. pero también hay tiempo para echar la vista atrás y recuperar canciones de su primer y tercer disco (el segundo ha sido, no sé si consciente o inconscientemente ninguneado).
el concierto dura poco más de una hora. y no hay concesiones a los bises. entre medias, un javier brillante al presentar "las brigadas rojas", jugando de nuevo al desconcierto. y muy bien de voz. a mitad de repertorio se incorporan tres coristas, un par de happy losers e isa (ex-lola), que endulzan la hasta ahora arrebatadora maquinaria roquera. uno de los happy da un paso al frente y se atreve con a llevar la voz cantante en la primera estrofa de amor racial II (sí, esa canción que solo podrás disfrutar si te compras el disco en su versión itunes). y tras las canciones más coreables, aparece en escena un enorme violinista y a las dos canciones la banda queda reducida a dos acústicas, piano y violín. nos ponemos íntimos para hablar de desamores varios. yendo al final, y para cuando javier tiene a su presa paralizada, de nuevo la banda al completo finaliza con eso de "sexo, política y deporte", uno de los más pegadizos estribillos de "insolente", la última grabación de javier de torres.
el mejor momento del concierto, a mi entender: la interpretación en vivo de ese fantástico tango que titula el álbum, insolente.
martes, 12 de febrero de 2008
javier de torres en la sala galileo galilei
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2 comentarios:
Del segundo sí que metió alguna, no? ¿O es el primero? Juraría que es el segundo. Ahora recuerdo la primera del disco, la de los coros rollo Bowie...
"Cuando habla qué bien escoge las palabras". Adivina quién ha dicho esto de ti.
peichastro, es de "fracasos pequeños" de donde no sacó ni una sola canción para su disco. y mira que había algunas realmente bonitas. y sí, sin embargo, se fue al primero, por ejemplo en "llámame margot"
¿pero es que alguien dice cosas de mí? pues si es "cuando hablo", supongo que alguien con el que haya hablado. y si astropeich es buzastro... ni idea. dime, dime.
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