llego a la sala "boite" a la tercera canción de vice&vanity, quinteto de rock and roll de madrid que ejerce de telonero de la actuación de los neoyorquinos "the star spangles". puesta en escena punk roquera y de formación clásica: batería de fuerte pegada, bajista correcto que ayuda en unos coros que casi siempre son de estilo "hooligan", un par de guitarras que se reparten perfectamente los papeles: rítmica de manual punk roquero y apabullante sonido (salvo cuando para las últimas canciones se cambia la gibson sg por una rickenbacker que le da un aire más powerpopero al sonido del grupo) y guitarra solista a la que quizás le falte un poco de presencia en la mezcla que llega a mis oídos (y eso que estoy muy cerca del escenario, justo pegado al lado del amplificador del solista). finalmente, un cantante solista / frontman de voz apropiada pero que no termina de convencer en la distancia corta por eso tan frecuente que es el parecer que en lugar de actuando se está interpretando un papel que no es el tuyo. el grupo tiene un nteresante aire a lo "091" pero probablemente suenen más a burning, loquillo e incluso, más cercanos en el tiempo, a las canciones menos pop de superventas como el canto del loco. las letras son casi todas en castellano pero el volumen es tan brutal que apenas se distinguen: solo se cojen palabras o frases sueltas. una pena que a veces se confunda volumen con energía (probablemente "the star spangles" toquen a menos volumen pero consiguen transmitir muchísima más energía (sobre todo cuando suenan juntas las dos guitarras)). vice & vanity, a mi gusto, hacen un concierto demasiado largo para ser los teloneros, aparte de que tampoco parecen estar en el papel de "calentadores" de la actuación del grupo titular. es algo muy habitual entre los grupos españoles que abren para grupos de fuera que son a los que la gente realmente va a ver: abusan de la duración de las actuaciones y lo que hubiera podido ser un muy buen sabor de boca (si hubieran prescindido de 5 o 6 canciones) se torna en un poco de indiferencia provocada por la escucha seguida de tantos temas desconocidos y tan parecidos en su planteamiento. chapeau no obstante a las ganas con las que tocan y a su calidad como grupo. cierran con una en inglés para la que piden la colaboración de alguien del camerino que nunca llega a aparecer: de cara al espectador tampoco es bueno este tipo de cosas... ¿qué pasó?
cambio de amplis, re-orden de batería y micros para que salte al escenario el grupo al que veníamos a ver: the star spangles. he de decir que no les conocía de nada hasta hace un par de días en que un amigo me habló de ellos diciéndome que para él habían hecho uno de los mejores discos del año pasado. conociendo los nuevaoleros, powerpoperos y souleros gustos de mi amigo, me encaminé hacia ese maravilloso invento llamado myspace para escuchar las cinco canciones que ahí tenían colgadas. et voila!. sencillo y efectivo power-pop-punk-rock de guitarras que destaca por encima de miles y miles de grupos de idéntico planteamiento por dos razones: una voz cantante maravillosa, rasgada e increíblemente expresiva y unas melodías sencillas pero especialmente bonitas, tarareables y pegadizas: eso que cualquiera parecería capaz de hacer pero que solo unos pocos son capaces de pergeñar tan bien: y es que debe ser un don tener esta facilidad para crear melodías memorables.
the star spangles son en escena un clásico cuarteto de rock and roll setentero neoyorquino, más al estilo de los new york dolls que al de los ramones. más bum que parasites. un extraordinario cantante al frente que ocasionalmente deja la fender aparcada a un lado del escenario para únicamente cantar. un tipo de rostro plástico y gesticulante que hace girar de manera imposible las órbitas de los ojos y mueve la lengua fuera y dentro de su boca como tratando de expulsar sus propios demonios. todo un cruce entre david johansen, ricky gil, nick cave y shane macgowan. a ese último me recuerda, no porque tenga una dentadura podrida sino en la manera de cantar, hablar y moverse en el pequeño escenario de la boite. no tiene una actitud chulesca sino más bien nerviosa y tímida. y la banda en general actúa, no de manera desganada, pero sí con formas bastante desastrosas (y no pretendida y estudiadamente desastrosas, no es pose, no: es que deben ser un maldito desastre). todo esto hace que el "show" no sea tan brillante como la calidad de las canciones merece: juegan con el ritmo de la actuación, lo desprecian y eso pasa factura. pudiendo haber sido una noche mágica se queda solo en el recuerdo de un montón de muy buenas canciones muy bien tocadas pero poco más. el otro guitarrista, el que lleva el peso melódico de la actuación es una mezcla del keith richards joven y el ray davies mayor. no se complica la vida a la guitarra, casi siempre tira de acordes abiertos enchufado a su jcm900 de marshall: pura tralla. hace lo justo pero lo hace tan bien que no se echan de menos más detalles. el bajista, con permanente cara de italiano preocupado porque los irlandeses le estuvieron persiguiendo por la hell's kitchen, se aferra a las dos cuerdas más gruesas de su instrumento: es el complemento melódico perfecto a la rasca-rasca guitarra: me encantan este tipo de bajos: saltarines y rigurosos. el batería es un tipo de aspecto bonachón y pegada adecuada que no se mete tampoco en líos y que sabe muy bien cuál es el lugar de un buen timbal en el rock and roll. ya digo, no obstante, que no es sino cuando el cantante coge su guitarra cuando el sonido sube enteros.
reconozco las canciones que he oído hasta una decena de veces en su myspace: la powerpopera "gagland", "tear it to pieces girl" (buenísima, cómo me recuerda a "personality crisis"), el punk-pop de toda la vida que cuando es así de bueno da gusto ("i don't wanna be crazy anymore").
el sonido de la sala boite es bueno, quizás porque estoy pegado al escenario y
sea como estar metido dentro de su local de ensayo en manhattan.
una pena que al final no estuviera a la venta ninguno de sus dos discos: bazooka y dirt bomb. hay que conseguirlos a la de ya.
podéis ver fotos pronto, seguro, en popandsoul
sábado, 12 de enero de 2008
the star spangles en la sala boite, madrid
Etiquetas:
conciertos,
madrid,
sala la boite,
the star spangles,
vice and vanity
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
"me encantan este tipo de bajos: saltarines y rigurosos"
Imposible definirlo mejor.
Han debido mejorar el sonido de La Boite. Lo he disfrutado en el escenario y como espectador y en ambos casos sufrí bastante. Buen descubrimiento estos star spangles...
nacho, a mí me sorprendió también lo poco mal que sonó el concierto de la boite. no es una sala diseñada (por lo que a simple vista parece) para dar conciertos de rock de elevado volumen. y además, el técnico de sonido (salvo error) está colocado en un lateral de escenario y mirando de forma oblicua hacia el público: no debe ser agradable para él tener que arreglar de acuerdo a lo que en su posición escuche.
disfrutar del crujir de los amplis junto al escenario, evitando el famoso efecto "pelota" que todos hemos sufrido otras veces, ya no sé si fue por mi particular ánimo a emocionarme con el rock de esa noche (después de una semana no demasiado brillante en la vida en general) o a simplemente el hecho de estar casi dentro del escenario: lugar en el que tú sabes tan bien como yo que tampoco se deben oir los conciertos.
chau
NEW YORK DOLLS qué grandes son!!
qué trucos tan sofisticados, aprenderé a colocarme mejor en un concierto, para que no me dé la pelota...
Por cierto, en trueque: la distancia ideal en un cine para sentarse será siempre el doble de la diagonal de la pantalla (que calculada a ojo suele ser por la fila 8 ó 10). Pero si la sala está inclinada se debe ligeramente retroceder.
qué frikada...
todo un arte el de saberse colocar en el punto exacto.
besos, Mª
Publicar un comentario