lunes, 10 de septiembre de 2007

Dette

Odette es una película francesa de muy buenas intenciones. De la que uno sale con una tonta sonrisa en la cara. Y que probablemente uno olvide en poco menos de una noche de sueño. Por eso, escribo sobre ella, antes de que se me olvide. Si la analizo, no me gustaría. Si simplemente la disfruto, me gusta. Toda gira en torno a una viuda madura con dos hijos post-adolescentes, dependienta en la sección de maquillaje de unos grandes almacenes y ávida lectora de la obra completa de un escritor francés (¿o belga?) de éxito (Balthasar Balzan). Enamorada de su obra va no una sino dos veces a la firma de ejemplares de su ídolo literario. Y necesitada de decirle lo que piensa de sus libros le escribe una sencilla carta en la que vierte sus más simples emociones hacia el autor. Éste, el autor, un claro ejemplo de hombre de letras triunfador lee la carta en un momento de desesperación motivado por la infame crítica de su última obra, el descubrimiento de que su mujer le pone los cuernos con el crítico pieza central del complot del mundo de la cultura hacia él y la pobre relación que tiene con su único hijo pre-adolescente. Y la lectura de la carta le hace buscar los brazos y la compañía de Odette, la sencilla madre viuda trabajadora e impasible optimista. Todo gira en torno a un amor imposible entre ambos. No porque él no quiera, y ahí está la gracia, sino porque ella, no lo cree posible y no lo admite. Odette es dulce e imagina un mundo al son de las añejas canciones de ritmo hawaiano de Josephine Baker. Él está perdido y solo quiere que le abracen y le digan que le quieren. A su alrededor, no hay más que personajes perdidos. Y Jesús, una aparición que simboliza lo que pasa por la cabeza de Odette en cada momento. Una historia naif, delicada y dulce, muy dulce. Un cuento que merece ver la pena cuando uno esté emborrachado de realidad urbana diaria y de mala leche. Creo que mejor le sentará a uno esta película cuanto más cabreado salga del trabajo y más necesitado esté de evasión por la vía rápida del celuloide. No tardarán de quitarla de los cines. Así que, ahora que empieza a llover y a engrisecerse las tardes antes que hace unos muy pocos días, id a ver estos días en la vida de Odette. Yo probablemente la olvide dentro de poco, de muy poco. Ah, y no, no se parece a Amèlie.

1 comentario:

Hool Yaw dijo...

...en cuanto pueda sentarme mas de media hora seguida ire a verla...