lunes, 10 de septiembre de 2007

música clásica y fuegos de artificio

somos muchos en madrid. y muchos también en cualquier barrio de madrid. el sábado por la noche kla junta municipal de arganzuela montó un concierto de la orquesta sinfónica de españa. lo especial del evento fue que la música iba acompañada de unos sincronizados fuegos artificiales. desconozco si es una tradición en españa o en algún otro país del mundo. las experiencias similares que pueda recordar son la música y fuegos que se montaban en el lago de la expo de sevilla y las que se montaban en el parque juan carlos I en madrid. claro, que en ambos casos, la música no era en directo sino enlatada.

había dos tipos de invitaciones. las que daban derecho a sentarse y las que no. al llegar al matadero de legazpi (15 minutos antes del comienzo del concierto) no había casi cola. entramos directos hasta la explanada que hay entre medias de unas cuantas naves del antiguo matadero. al fondo, muy al fondo, había montado un enorme escenario en el que ya estaba todo dispuesto para la orquesta sinfónica. lo primero que echamos de menos fue una barra o fuente para refrescarse bebiendo algo. llegamos hasta lo más cerca que nos dejaron del escenario, es decir, a más de 300 metros del mismo. delante del escenario había decenas de filas de sillas y después de la última de estas filas, unas vallas que separaban el recinto de los "con derecho a silla" de los "sin derecho a silla". más de un tercio de las sillas estaban vacías. quedaban 5 minutos para que empezara el evento y todo parecía indicar que ese tercio de sillas iban a quedar vacías. los de la
zona "de a pie" se impacientaban. el escenario lejanísimo. además, la primera fila de pie estaba elevada un escalón, lo que hácía que ya el que estuviera de pie en la segunda fila no viera nada. tras unos minutos de protesta y silbidos, los encargados de mantener la seguridad del recinto abrieron las vallas para que de 4 en 4 nos fuéramos sentando en las sillas libres... hasta prácticamente llenarlas. no tuvimos tiempo ni de respirar cuando empezaron los petardos al ritmo de la obertura de carmen de bizet. y así, una tras una, las espléndidamente seleccionadas piezas de música sinfónica que desgranó la orquesta durante aproximadamente una hora y media.

la orquesta llevaba amplificación. aún así, a trescientos metros de distancia, se me antojó insuficiente, sobre todo cuando coincidía la música con el estruendo de los fuegos artificiales. no sé, repito, si esta modalidad de espectáculo es tradición en madrid o algún otro sitio del mundo. si lo es, espero que esta vez haya sido una excepción y que la relación acústica fuegos/orquesta esté más equilibrada. supongo no obstante que es difícil sonorizar una orquesta, difícil sincronizar música y petardos, equilibrar estallidos y acordes... son los riesgos de sacar las orquestas a la calle. al público que generalmente no se preocupa por conseguir alguna entrada para verlas en su hábitat natural, es decir, los auditorios (a veces por desinterés, otras muchas porque los precios no son nada asequibles). en este tipo de eventos no paro de sentirme como miembro de un pueblo llano al que de vez en cuando se le acerca lo bueno de la vida para
que vea el que está arriba lo que se está perdiendo y a la vez el esfuerzo que se hace para que lo vea. me olvidaré por un momento de que esto está pagado con los impuestos de todos los que allí estuvimos y todos los que allí no estuvieron.

tema aparte es la organización de sillas y gente de pie. una de tres: o el día que decidieron qué número de invitaciones con derecho a silla imprimían no sabían el número de sillas que cabrían en el recinto, o sí lo sabían y más de un tercio de las personas que recogieron su invitación en la misma casa del reloj no acudió finalmente a la cita más atraídos posiblemente por el partido de clasificación de la selección española de fútbol contra islandia, o ese tercio de entradas con derecho a silla fueron a parar a amigos de los organizadores que finalmente decidieron no ir al concierto porque, ya se sabe, lo que no cuesta, no tiene ningún valor. no estaría mal saber cuál es la opinión de la organización al respecto.

no quisiera que todo fuera malo pero es que esto no se parece en nada a ir a un concierto de música. sea clásica, folk, industrial, techno o powerpop, un concierto debe llegar. y es imposible que una orquesta llegue a alguien a trescientos metros y sonando sin fuerza. si la cabalgata de las walkirias te hacen bostezar aún con cientos de petardos de colores al aire, hay un problema.

espero que esta iniciativa mejore. espero que los macroconciertos de rock sean una referencia para los que montan estas cosas. son odiables por muchos motivos pero la gente que los hace lo tiene muy claro: grupos de fama mundial que son vistos por 50,000 personas en cada ciudad necesitan muchos watios para que el que esté en última fila disfrute como el que está bañándose en el sudor del bono de turno. reconozco que me gusta más la cercanía de un concierto pequeño pero que si no hay más remedio que verlo en tamaño descomunal, al menos, si lo hago, necesito que me llegue. anoche no me conmoví lo más mínimo.

os dejo con el programa del concierto, que los autores y los músicos no tienen la culpa de mi humor.


Septiembre Sinfónico

Concierto 1. Música para unos fuegos artificiales.

Fechas: 08/09 a las 21:00.
Matadero Madrid. Aire Libre.

Orquesta Nacional de España

Josep Pons

Georges Bizet
Carmen, obertura

Piotr Ilyich Tchaikovsky
Lago de los cisnes (selección)
Entrada

Piotr Ilyich Tchaikovsky
Cascanueces (selección)
Mirlitones
Vals de las flores

Georges Bizet
L'Arlesienne
La Farandola-final, de la Suite núm. 2

Alexander Borodin
Danzas polovtsianas de Príncipe Igor

Aran Khachaturian
Danza del sable de Gayané

Hector Berlioz
Marcha húngara

Johann Strauss
Fledermaus, obertura

Richard Wagner
Cabalgata de las walkirias

Manuel Falla
Danza final del tricornio

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